miércoles, 23 de mayo de 2012

A la luz de tus ojos ya no le crece mi sombra

Apareces en forma de mensaje,
recordándome que soplar velas
es un año más sin ti.

Y si es cierto que me siento mas viejo,
es porque me pesa más tu ausencia
que los años.

No se en que lugar habrás colocado las promesas incumplidas,
si aún te duele mi nombre en la boca de cualquiera,
si algún lunes te tiemblan deudas en la boca
que ya nadie podrá saldarlas con un beso.

Ni siquiera sé,
si todavía existes tal y como eras,
o es tan solo mi recuerdo quién te hace.

Por aquí todo sigue como lo dejaste,
la playa en clave de fa,
canciones que no dejan de nombrarte,
versos con dos cubitos de hielo,
nostalgias con tres cucharas de azúcar,
cigarros que se consumen por falta de aire.

Caricias sin brújula mendigando piel en los portales,
besos de farola fundida abandonados a su mala suerte,
la de no hallarnos en el momento justo,
a la hora apropiada,
haciendo algo indecente con las nubes del otoño.

Aunque yo si he cambiado claro.
Ya el silencio no me parece un guepardo,
ni tu boca una trinchera,
no bebo para olvidarte
sino para celebrar que ya te olvido.
Y no busco en las ojos de cualquiera,
la autoestima que los tuyos se llevaron.

Ni siquiera esta soledad me huele ya a fracaso,
ni eres la actriz principal de mis sueños mas dulces,
no he vuelto a hacer malabares con tus apellidos y los míos
imaginado que una rubita con tus ojos y mis manos
hacía crecer nuestro árbol genealógico.

Pero a pesar de todo imagino que ya sabes,
que tampoco ha sido este,
un cumpleaños feliz.

miércoles, 2 de mayo de 2012

Y así hasta el infinito más o menos

Dos besos después besarse,
ya no es suficiente.

Mis manos son redobles de tambor,
antes de la caricia imperfecta.

No sé si la amaba antes de que existiera,
o mi existencia ha comenzado de verdad,
ahora que la amo.

"Aunque seas real,
eres la mujer mas bonita
que me he imaginado nunca"

No sonríe, llueve luces,
es un campo minado de estrellas.

A veces temo enamorarme de mi voz
cuando repito su nombre.
Y me da miedo que después de ella
ya no sepa que hacer con el silencio

- No habrá después de mí yo soy un siempre. Eso dice.

Y abre suavemente las piernas
como quién tiene las llaves
de la puerta de un bar.

Es curioso que para conocer la sed verdadera
haya que ponerse de rodillas.

Sus dedos inventan melodías en mi cabello
y gime en verso sobre mi asfixia momentánea.

Más profundo que el amor,
mucho más lejos,
del follar vulgar que dicen los que follan,
cien esquinas más allá de los placeres,
en la calle del deseo, por el atajo,
que lleva exactamente al paraíso.
Allí estamos, justo allí cuando su cuerpo,
es mi cuerpo hasta el punto de ignorar
a que piel pertenecemos cada uno.

Dos besos antes de besarnos,
su boca es lo único importante.

Giramos sobre la alfombra,
me roba sin permiso su sabor de mi lengua,
somos orillas que lamemos las olas
de una playa que se inventa entre las piernas
entre orgasmo y orgasmo.

Es como un día señalado en rojo en el calendario,
un sábado cualquiera que no termina nunca.
Una orgía de dos cuerpos que se cruzan,
diagonales que se aman de su vientre a mis costillas,
verticales imposibles de su espalda hasta mi hambre,
una linea indivisible de sus pies a mi camino.

Es todo lo que soy
y solo con ella,
ser yo me parece imprescindible.

Dos besos más y me harán falta,
dos besos más para calmarme.

Y así hasta el infinito más o menos.